Es un gusto participar nuevamente con Ustedes.
La enseñanza es una profesión ambivalente (interpretaciones opuestas) que puede darse entre el ser y el deber ser.
¿Por qué? Por que el ser docente es una realización acabada o en algo que se da por hecho lo que ya se es y no habría nada que agregar. Se convertiría en una persona conformista, monótona, ritualista, cada año escolar más de lo mismo. Mientras que el deber ser es el ideal de cómo debe ser un docente, nunca dejaremos de buscar ese ideal, implica correr riesgos, innovar constantemente, enfrentarse a realidades, creando cada docente sus propias aventuras, sus propias historias, sus propios discursos.
Lo narrado por José M. Esteve en su ponencia, es la misma realidad con la cual, como novato me inicie con la misma ansiedad, angustia y muchos sentimientos encontrados. Cuando comencé a ejercer la docencia, sentía que me había creado un compromiso de responsabilidad, mi primera experiencia fueron interinatos en secundaria, con grupos de diez alumnos, lo cual me dio confianza y pude realizar mi labor en buenos términos, pasado el tiempo se me brinda la oportunidad en Colegio de Bachilleres en el mismo plantel donde había realizado mis estudios de preparatoria (cabe señalar que me prometí que un día regresaría como docente y se me cumplió mi deseo). Inicie con un total de nueve horas compartida en tres grupos de tres horas cada uno con la materia de cultura regional de zacatecas, aquí inicia mi angustia por la cantidad de alumnos por grupo y por el hecho de estar en otro nivel educativo, estando frente a los grupos no faltaron las bromas, los piropos, y la indisciplina, sentía en momentos que lo planeado se iba por tierra, me sentía como pez fuera del agua, mi mente revolucionada se preguntaba qué hacer. Después de haber terminado mi carrera en licenciatura en Derecho, pase un tiempo en la militar recibiendo el entrenamiento básico, del cual lo primero que aprendí fue la disciplina, esto me permitió responder la pregunta qué hacer, establecer un orden en la clase, poner reglas basadas en el respeto, la puntualidad y la disciplina. Con el tiempo fui obteniendo poco a poca más horas y más experiencia, mi siguiente angustia era impartir clases a los de tercer año, fue un reto que pude sortear y que hoy son con los que mejor trabajo por la adaptación, porque ya los conozco y saben como es mi forma de trabajar, en este grado hay menos reprobación, menos deserción y son más maduros. Esta es mi historia, esta ha sido mi aventura de ser maestro, este es mi pensar y mi sentir, sigo buscando nuevas formas de hacer pensar y sentir, el deber ser.
Siempre estuve consciente de mi falta de preparación, hoy mi formación profesional continua en orden ascendente, si me preparo mejor, aportare más.
Dentro de las dificultades señaladas por José M. Esteve atreves de su experiencia pareciera que nos conoce, que estamos viendo nuestro reflejo en su espejo. Es verdad el primer problema al que nos enfrentamos es el de crear tu propia identidad, para lo cual te tienes que desnudarte, despojarte de esas formas de pensar y tienes que cambiar tu mentalidad, de las lecturas leídas en los foros recuerdo el caso de Hugo, y de cierta manera pasamos por ello, es lo que se llama repensar, reelaborar, reconstruir, que nos permita construir nuestro propio discurso para legitimarnos.
Me considero en contra de ser un “profesor ideal” porque me perdería en el ego, perdería la humildad, el humanismo y es parte de la identidad que tengo, considero que el aprendizaje por ensayo y error nos lleva a, la práctica hace al maestro, demostrando su interés, sus aptitudes, habilidades, conocimientos, motivaciones, en pocas palabras desempeño que nos lleve a una satisfacción (querer hacer lo que me gusta, por vocación), pero sin verlo como algo ya acabado, porque nunca dejaremos de ser alumnos.
En cuanto al problema de comunicación, disciplina y contenidos cabe señalar que una de las características que distinguen al hombre de los animales es la comunicación, la cual nos permite interactuar, interrelacionarnos con los demás, es ahí donde surge el conocimiento, es contradictorio vivir en la era de las comunicaciones y tener ojos y no ver, tener oídos y no escuchar, tener boca y no comunicarnos, corazón y no sentir, tener razón y no pensar, es momento de ver, escuchar, hablar, sentir, pensar en nuestro quehacer docente, en nuestros alumnos y en nosotros mismos. En cuanto a la disciplina busco educar en actitudes y valores con una ética profesional basada en el respeto y la responsabilidad. En cuanto al nivel y contenidos aplicar los principios de realidad (educar con la vida), de adecuación (aplicada al desarrollo del educando), principio de ordenación (para la buena marcha de las actividades escolares en una disciplina, permitiendo la asimilación y no la confusión) y de transferencia (toda enseñanza debe estar orientada a la adquisición de conocimientos, habilidades y actitudes que sean eficientes no solo en la escuela si no fuera de ella es decir que sea funcional). También podemos incluir: claridad en los objetivos, provocar reacciones en los alumnos, integrar y corregir errores. Procuro verificar mi rendimiento, de nada valdría avanzar con la clase si mis alumnos no siguen satisfactoriamente la marcha. Esta es mi aventura de ser maestro.
“La preocupación de educar debe estar presente en todos los momentos de acción docente”.
Con estimación su amigo:
Juan Enrique Reyes Negrete